La formación original de Guns N’ Roses protagonizará el arranque el viernes del festival de Coachella, en el desierto en el sur de California, en señal no sólo de que la banda puso en pausa sus conflictos internos sino además del crecimiento de la industria de la música en vivo.
Los festivales, que durante mucho tiempo han sido parte de la escena veraniega en Europa, han surgido a un ritmo vertiginoso durante la última década en Norteamérica, alimentados por la presencia de los jóvenes que valoran las experiencias del mundo real en la era digital.
El mercado se ha expandido lo suficiente como para incluir ahora una gran variedad de gustos y grupos demográficos, de modo que ahora los festivales se esfuerzan por atraer grandes nombres.
En este caso, una reunión de los miembros de Guns N’ Roses era como el Santo Grial.
«Appetite for Destruction» sigue siendo el álbum debut más vendido de la historia, pero el estatus de superestrella que ostentó la banda fue fugaz. La última vez que Rose y Slash tocaron juntos fue en Buenos Aires en 1993.
Cuando Guns N’ Roses anunció su retorno en Coachella, Rose y Slash dieron un concierto sorpresa el 1 de abril en el Troubadour, un pequeño club en Los Ángeles que en los hechos hospedó la primera reunión de la banda.
El grupo planea seguir luego una gira por Norteamérica.