La Reina del pop es un símbolo de la lucha contra las imposiciones que sufren las mujeres. Sin embargo, hace casi seis siglos, Francia tuvo el suyo que rompió con todos los paradigmas, pero también sufrió la peor condena
Nadie puede discutir a Madonna. Claramente está el factor subjetivo que genera un mayor o menor gusto por su obra, pero su marca en la historia del pop y de la música es indeleble. A lo largo de su carrera ha generado distintos escándalos que sirvieron para poner sobre la mesa la discusión acerca del materialismo, la sexualidad, la libertad y la lucha feminista. Si bien es un símbolo de lucha del siglo XX, no es el primero en la historia de la humanidad y, de hecho, la cantante homenajeó a uno de los principales en una de sus canciones. Por eso es importante CruzArte una Historia y conocer por qué la Reina del Pop se disfrazó de Juana de Arco.
Una niña enviada por Dios
Francia no estaba recuperada de la Peste Negra cuando comenzó la Guerra de los Cien Años. Borgoña e Inglaterra se habían unido y controlaban buena parte del territorio galo. Carlos VI había casado a su hija con Enrique V de Inglaterra en busca de paz, y había firmado el Tratado de Troyes por el cual el hijo de esa pareja, tras el fallecimiento de su padre, sería el nuevo rey francés a su muerte, lo que no tardó en llegar. Mientras Enrique VI se coronaba en ambos reinos, el Delfín Carlos, original heredero a la corona, luchaba por sus derechos. En ese contexto nació Juana de Arco.
No se sabe con exactitud en qué año llegó al mundo. Según sus propias declaraciones, durante el juicio por herejía, tenía 19 años en ese momento, por lo que se estima que nació en 1412. A los 13 años tuvo una visión donde el Arcángel Miguel le encomendó a expulsar a los ingleses y a llevar al Delfín a Reims para su coronación.
Tres años después intentó conseguir una escolta que la acompañara a ver a Carlos, pero el jefe de la guardia no le dió importancia. Sin embargo, no se resignó y regresó, y le aseguró que los franceses serían vencidos en la batalla de Rouvray. Cuando la premonición se cumplió, el jefe de la guarnición dejó las dudas de lado y la hizo escoltar ante la presencia del Delfín.
Dice la leyenda que Carlos hizo pasar a otra persona en su lugar y ella descubrió la trampa. Luego de una reunión lo convenció de dejarla participar del ejército. El Delfín aceptó. Mucho se ha discutido esto y, en general, se considera que como todo ya había sido probado, no había nada que perder en enviar una jovencita a que subiera la moral siendo una supuesta intérprete de Dios en el apoyo a Francia.
De la guerra política a la religiosa
Carlos no era tonto. Lo primero que hizo fue mandar a investigar a Juana y sus antecedentes por parte de los teológicos. No quería que dijeran que una hereje o una bruja había servido para que él llegara al trono.
Mientras tanto, Juana arribaba a Orleans, que se encontraba sitiada. Los nobles no la recibieron con cariño y la dejaron de lado. Sin embargo, se hizo escuchar y participó de consejos. Y con su llegada, la ciudad cayó nuevamente en manos francesas.
Tras siete días de batallas, Juana ya era una líder del ejército y su estandarte generaba que la moral del ejército francés creciera. Los ingleses comenzaron la retirada y la figura de la Doncella de Orleans creció exponencialmente. Para muchos estaba comprobado que era una enviada de Dios.
Las distintas campañas en las que participó permitieron que, de a poco, Francia recuperara su territorio. Finalmente el Delfín Carlos llegó a Reims, tal como ella predijo, y se convirtió en Carlos VII de Francia luego de su coronación.
La caída
Se firmó una tregua que duró poco. Juana de Arco marchó a Compiègne a defender la región. Cuando sus tropas se retiraban, permaneció en la retaguardia y fue derribada por un arquero enemigo. La capturaron los borbones y, aunque intentó escapar en varias oportunidades, finalmente fue entregada a los ingleses.
La sometieron a un juicio por herejía que ya tenía condena antes de empezar. No se discutía la fe, era una cuestión de política. Incluso el inquisidor en jefe decretó posteriormente que se había hecho todo mal. Pero ya era demasiado tarde.
Juana pidió algún francés en el tribunal, pero su requerimiento fue denegado. El jurado era borgoñón o inglés. Le hicieron varias trampas teológicas para poder condenarla, pero las esquivó. Pero se aprovecharon de su analfabetismo para hacerla firmar una confesión.
Por usar ropa de hombre la declararon hereje por travestismo. Su defensor aseguró que esa ropa impedía que la violaran, pero para los jueces fue una excusa perfecta. Finalmente, en 1431, fue condenada a muerte en la hoguera. Tenía 19 años.
Le pusieron un vestido, la dirigieron a su último destino y, una vez muerta, mostraron su cuerpo carbonizado a los presentes para que quedara claro que no había escapado. Luego la volvieron a quemar para convertirla en cenizas y que nadie tomara partes de su cadáver como reliquias.
La Guerra de los Cien Años duró veinte años más. Finalmente Francia logró echar a los ingleses. Se realizó un nuevo juicio contra Juana, pero esta vez fue de rehabilitación. En este la declararon inocente, aunque demasiado tarde.
Un símbolo
Casi 600 años después, Madonna recordó a Juana. “Dark Ballet” (ballet oscuro) es una canción de pop experimental que presenta a una Juana transgénero siendo enjuiciada por el clericalismo. El video musical comienza con una cita de Juana de Arco: “Una vida es todo lo que tenemos y la vivimos como creemos en vivirla. Pero sacrificar lo que eres y vivir sin creer, es un destino más terrible que morir”. Representa sus últimos días y es un claro mensaje de la cantante de sus luchas contra, según ella misma, “las patriarcales fuerzas de la religión, el género y la celebridad”.
Madonna es un símbolo de lucha y ha sido múltiples veces criticada. Por suerte no le tocó vivir hace 600 años, donde ser distinta a la norma condenó a Juana de Arco a la hoguera.
Fuente: MDZ