El lunes (29) por la noche, falleció Manuel Antonio Noriega, quien fuera militar y dictador panameño, en Hospital Santo Tomás de Ciudad de Panamá a los 83 años. Llevaba ingresado en el hospital desde principios de marzo, cuando sufrió una hemorragia cerebral tras extirpársele un tumor cerebral benigno. Noriega gobernó Panamá hasta el año 1989, año en el cual fue derrocado con ayuda de The Clash, Van Hale, GNR y otros referentes.
A finales del año 1989, el bloque soviético se caia a pedazos en Europa, y América Latina vivía también su propio episodio de la Guerra Fría. El escenario es Panamá, donde Washington lanzó más de 400 bombas en 13 horas el 20 de diciembre para sacar del poder al dictador Manuel Antonio Noriega, quien estaba gobernando el país desde 1983. El nombre de la misión fue Operación Causa Justa, con unas 27.500 tropas y mas de 300 aviones de combate, pero tenian un arma mucho mas poderosa, la música. Tras la invasión estadounidense, el general panameño buscó refugio en la Nunciatura Apostólica en Ciudad de Panamá y como EE.UU. no podía atacar ni ingresar a esa sede vaticana, las fuerzas estadounidenses optaron por instalar decenas de parlantes en el perímetro del edificio. Como era época navideña, primero sonaron villancicos, pero a partir del día 27, lo más suave que se escuchó fue Van Halen y su hit “Panama”
Para Noriega esto supuso una verdadera tortura pues él era un amante de la ópera. El objetivo de someterlo a este eterno momento fue ejercer «presión psicológica» para que Noriega entrara en desesperación y abandonase la Nunciatura Apostólica. Dos de las canciones que más se repitieron fueron “Welcome to the Jungle”, de Guns N’ Roses y “I Fought The Law”, de The Clash.
Finalmente, cuando comenzaba el nuevo año, un moseñor, harto de la música estridente, le dijo a Noriega que no le quedaba otra salida que entregarse. Así, convenció al hombre fuerte panameño, quien salió del lugar el 3 de enero. “Fue como una pesadilla”, recordaría tiempo después el propio Noriega en su libro America’s Prisoner.
Tras caer en manos de las tropas de Estados Unidos, Noriega fue trasladado a una cárcel cerca de Miami y en 1992 fue condenado a 40 años de prisión.