Jennifer López impone que cambien la iluminación de la habitación si no le gusta, quiere grifería de oro y asientos nuevos en los inodoros. Mariah Carey insiste en que monten un gimnasio junto a su suite, en la que sólo puede sonar su música y verse sus vídeos. Y Lady Gaga pide que su habitación esté decorada con satén negro y plateado, pósters de Queen, David Bowie o Elton John, sus artistas favoritos, rosas frescas amarillas, blancas o de color lavanda, sofás de cuero blanco y toallas perfumadas con lavanda.
Adele ya forma parte de la lista de artistas caprichosas que pueden llegar a enloquecer a los trabajadores que las atienden. La cantante británica se ha estrenado en el mundo de las divas realizando un pedido especial. Parece que, estar en el puesto 9 de 100 de las celebridades más ricas del mundo proporciona ciertos privilegios. Adele se encontraba hospedada en un hotel campestre junto con su familia y decidió utilizar su influencia para mandar a un camarero del hotel a hacerle un recado a Londres.
La artista quería disfrutar de una pizza de su restaurante favorito de Londres y no dudó en mandar a un empleado del hotel a por ella. Sin embargo, la familia estaba alojada a 112 kilómetros de la capital británica. El encargado que tuvo que ir hasta el centro de Londres a por la pizza para Adele recorrió 224 kilómetros para que la artista pudiese comerse la famosa pizza.