Rubia, de ojos azules, guapa, perfeccionista y con éxito. Taylor Swift es, para un grupo de neonazis estadounidense, el prototipo de mujer aria perfecta y todo un símbolo para su movimiento. La joven cantante de Pensilvania se ha hecho así merecedora, suponemos que a su pesar, del título de “Diosa Aria” que habría venido al mundo para llevar la supremacía blanca hasta las últimas consecuencias. ¿Suena a locura? Efectivamente lo es, pero lleva meses corriendo como la pólvora en Internet.
La polémica ha saltado cuando Andre Anglin, un miembro del grupo de ultraderecha de los Alt right, vinculados a Donald Trump y defensores del ultranacionalismo, el antisemitismo o la homofobia, han reivindicado a la cantante directamente como su icono a seguir. En su blog, Daily Stormer, ha dicho de Swift que es “una Diosa Aria pura, que parece salida de la poesía clásica griega. Una Atenea renacida”.