Autoridades de salud de Naciones Unidas y Estados Unidos informaron a The Associated Press que Brasil aún no ha compartido suficientes muestras y datos necesarios para analizar la vinculación entre el virus y la microcefalia.
La falta de estos ha frustrado los esfuerzos para desarrollar pruebas de diagnóstico, medicamentos y vacunas. Los laboratorios en Estados Unidos y Europa dependen de muestras de brotes previos. Los científicos afirman que contar con tan poco material de trabajo obstaculiza su capacidad para rastrear la evolución del virus.
Uno de los principales problemas parece ser la ley brasileña. Actualmente, es técnicamente ilegal que institutos e investigadores brasileños compartan material genético, incluyendo muestras de sangre infectadas de Zika y otros virus.
«Compartir las muestras es un tema delicado. Se debe involucrar a abogados», dijo el doctor Marcos Espinal, director de enfermedades infecciosas en la oficina regional de Washington de la Organización Mundial de la Salud.